lunes, 31 de marzo de 2014

                                  PAPAGAYO.




                                   







Entre los más hábiles imitadores de la voz humana, hasta el punto de que se citan ejemplares capaces de reproducir largas frases con asombrosa precisión, se encuentran los papagayos, parientes de loros y cotorras y habitantes de las regiones tropicales de África y de América. 
Los papagayos, también llamados ara o arara, son aves de la familia de las psitácidas y se caracterizan por poseer una cabeza grande, un cuello grueso y un pico fuerte, curvo y ganchudo, con la parte superior móvil en relación con los huesos craneales. Las patas son cortas y terminan en cuatro dedos, dos dirigidos hacia delante y los otros dos hacia atrás, disposición que los ornitólogos denominan cigodáctila. Esta configuración de las extremidades posteriores les permite trepar por las ramas y agarrarse a ellas con facilidad. 
Tienen los papagayos una sorprendente capacidad para imitar la voz humana. Su lengua es carnosa y les sirve para extraer las semillas de las que se alimentan. Viven en ambientes selváticos y carecen de habilidad en el vuelo. 
El papagayo gris (Psittacus erithacus) mide unos treinta centímetros de longitud y tiene el plumaje de color gris, con tonalidades escarlatas en la cola, lo que le da un aspecto inconfundible. 
Se distribuye por África tropical y ecuatorial. Anida en troncos huecos situados en lo más frondoso de la vegetación y, en cautividad, se muestra vivaz y manso. 
Destacan asimismo los papagayos americanos del género Amazona, con el papagayo del Amazonas o papagayo verde ( Amazona aestiva), de frente azul, corona amarilla o azul, rostro amarillo y dorso rojo y que habita en una amplia región que se extiende desde Brasil hasta la Argentina; y con el papagayo campero (Amazona ochrocephala), de manchas amarillas en cabeza y cuello, alas rojas y cola amarilla, autóctono de México, Ecuador y Brasil.
 

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